'Panamericanos 1991'
1991 & 2015
Serie fotográfica, each print 17.0cm x 12.5cm


Texto para la exhibición "Síndrome LPV" en Locación Cristo Salvador, Noviembre 2015.

Liber May: Obra en No-Construcción

Carlos A. Aguilera


¿Qué diferencia hay entre una obra en construcción y una obra “deconstruida”?

Esta pregunta, que a la misma vez que acertijo es respuesta, quizá sea lo más evidente en Panamericanos 1991, la serie que en el año homónimo hiciera Liber May, en La Habana.

Una obra que no sólo documenta el proceso: el de construcción, el de retórica, el de apatía, el de política, que estaba en juego en ese momento en territorio cubano; sino, y de manera más efectiva, el que muestra su erosión, ese grano amplio que tanto le gustaba a Barthes y, según él, convertía a la imagen en otra cosa, algo más preciso, más exacto…

Exactitud que en el caso de la serie de Liber tiene que ver con cierta intuición, y ante todo, con una adolescente e ideológica maldad. Esa que te hace desear el fracaso continuo, la deglución, la muerte de la vecina incluso.

¿No fueron precisamente los Panamericanos del año 91 la destrucción total, el acabose en un país hundido y con una sociedad civil y un sistema económico en ruinas que solo respondían al destartalo que el socialismo había implantado en décadas y décadas de ineficiencia en la isla?

Liber May, que en aquel entonces tenía dieciséis años, “vio” lo que la mayoría ha descubierto sólo después, cuando a siglos luz de consumado el desastre, la mayoría de las instalaciones que se levantaron para aquellos juegos se han convertido en basureros, espacios más cercanos al baño público que al deporte.

Y lo hemos descubierto —repito— porque junto con todas esas instalaciones se ha derrumbado también la falsa idea de pueblo (nada más falso que la masa articulada como discurso), el esquizo blablablá que la revolución manejó y aun maneja para instaurar todo tipo de delirio.

Falsete que implantó una idea potemkin de deporte (ahora que las deserciones son constantes lo sabemos mejor) y dio pie a uno de los eufemismos más grandes que el sistema cubano ha perpetrado en la isla, el de llamarle “periodo especial” a una época de hambruna, oscuridad, conjuntivitis y asfixia…

Una época-muerte.

Época que, como muy bien muestra Panamericanos 1991, será recordada como un inmenso desierto…

Una no-construcción despótica, ajada, loquita, hemorrágica y pobre, como la misma revolución pudiéramos escribir (si esta no hubiera muerto hace ya mucho tiempo), como el mismo comandante en jefe (si este, en verdad, aún estuviera vivo).

Una no-construcción que, al final, ha terminado siendo del tamaño de todo el no-país.